ÁLOE VERA. SÁBILA.
Aristóteles comenta a su discípulo Alejandro Magno que sería bueno conquistar la isla de Socotra, en el Índico, por las abundantes palmeras, el incienso y sobre todo por el áloe, que allí crece por doquier, pues el gel de esta planta es un excelente cicatrizante que remediaría las heridas de los soldados.